Porque, al final, la vida son días que pasan,
y cómo decides pasarlos, sin juicio, como regalo, expectante y sin expectativas,
ilusionada sin ser ilusa, amante y amada.
A veces, cuando estás a punto de tirar la
toalla, la toalla decide devolverte una ducha fresca, nueva y te reconforta en
el pensamiento, en la vivencia que nada depende de ti, pero que estar atenta y
presente es el compromiso que vale la alegria adquirir.
La vida son días que pasan y vivirlos desde la confianza, tal vez sea la única manera de VIVIR.
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