Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

viernes, 27 de enero de 2017

Veintisiete

Sentada en la consulta del dermatólogo, mientras él extiende una receta (me gusta el verbo extender, lo mismo extiendes una toalla en la arena de la playa, como escribes algo tan ausente de belleza como una receta médica), miro sus paredes. Él no cuelga los cuadros con clavos en la pared, sino como si de un museo se tratase una regleta de metal sostiene unos hilos de los que cuidadosamente -imagino- alguien ha colgado los lienzos. Y pienso, claro, a un dermatólogo no le debe gustar manchar, estropear ni agujerear las superficies. La pared como la piel de la casa se mantiene intacta.

Hoy, justo hoy, unos días después de aquellos pensamientos, inicio el tratamiento para cuidar mi piel. La piel de mi casa.
Hoy justo hoy que siento que por momentos se me va a cambiar toda la piel del cuerpo y arrastrada por la lluvía va a acabar en cualquier orilla del río junto a piedras, musgo y remolinos.




No hay comentarios:

Publicar un comentario