Si me acompañas

Ahora estoy leyendo La Divina Comedia, ya sabes, de Dante Alighieri, si te apetece, me acompañas.

jueves, 26 de febrero de 2015

Avalar con la presencia


Me pierdo por internet para ahuyentar la hora de irme a dormir... Me gustan las fotos recreando la vejez de Elvis o Kurt Cobain o... Como si supieramos cómo iba a tratarles la vida... Ninguno calvo ninguno con muestras de los estragos que causa en el cuerpo la droga... Ninguno con botox, esquivando la vejez.. Claro, están muertos y los imaginamos vivos viejos sencillos. Unas arrugas, pelo blanco, ojos cansados de comisuras lánguidas... no sabemos qué hubieran pasado estos muertos de estar vivos: Alegría. Tristeza. Dolor. Pérdida, sueños, orgasmos, desengaño, descubrimiento, aprendizaje, desaliento, espera, enfermedad, ausencia, lucha, atrevimiento, presencia, pensares, miedos, escucha, nadas, encuentros, luz, frustración y vuelo... 
Cuánto de todo eso cabe en una vida. 
¿Cuánto en la propia?

También me gusta ir a un lugar donde me siento bienvenida. Esta tarde me he sentido así, arropada por el cuidado honesto de personas buenas, acariciada por miradas antiguas que me avalan con su cariño presente.

Me gusta sentirme en casa en cualquier lugar donde haya personas que me hagan sentir calor, calor humano del que se conoce y se reconoce en el camino andado.

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